Conclusiones finales del Congreso
1. La variable de cambio en la evolución de los Grandes Incendios Forestales (GIF) en el entorno mediterráneo no es otra que el combustible, la distribución, disposición, acumulación y disponibilidad de la vegetación forestal.
2. A los procesos de despoblación de las zonas rurales ha seguido la consecuente colonización y acumulación de la vegetación silvestre produciendo una matorralización generalizada que, ante la falta de gestión, desemboca ineludiblemente en el incendio forestal como forma de regeneración de la naturaleza, lo que a su vez induce al abandono de la poca población residual que aún las habita, retroalimentando el problema. Solo la dinamización del entorno rural y la gestión forestal sostenible pueden conducirnos a un paisaje en mosaico que mitigue el riesgo de incendios forestales (IIFF).
3. El cada vez más acuciante estrés de las masas forestales, especialmente significativo en el norte de Europa, y la ampliación de los periodos de alto riesgo anual en el sur, son consecuencias directas del cambio climático. Es flagrante la ocurrencia de incendios forestales cada vez mas voraces e inabarcables desde el punto de vista de la extinción, generando frecuentemente graves emergencias de protección civil. Se hace por ello necesaria la capitalización de la experiencia del conjunto de los operativos.
Los fenómenos ocurridos en los incendios de 2017 en la costa oeste de la Península Ibérica son un claro ejemplo de ello como situaciones desgraciadamente reproducibles.
4. La estacionalidad del riesgo de IIFF está desapareciendo, y lo hará más rápido en los próximos años.
5. La gestión de las nuevas emergencias por IIFF reclama no solo un cambio en las políticas estatales y regionales, sino también un soporte jurídico, organizativo, formativo y científico, que favorezca la proactividad en la gestión preventiva e integral de los GIF.
6. La adaptación a las nuevas tipologías de incendios requiere que se acelere el proceso de profesionalización de los operativos de extinción de incendios forestales, así como de un protocolo de colaboración interadministrativo y el compromiso compartido de la sociedad en su conjunto. Es necesario adaptar nuestros paisajes a escenarios donde los servicios de extinción puedan encontrar oportunidades de actuación eficaz ante los GIF, algo cada vez más escaso en todo el ámbito mediterráneo.
7. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promulgados por la Asamblea General de Naciones Unidas constituyen también una oportunidad para la prevención del riesgo de megaincendios, por lo que ésta debe tenerse en cuenta en la gestación de políticas para el cumplimiento de los primeros.
8. En la lucha contra IIFF han primado con frecuencia las actitudes reactivas, pero las situaciones de siniestralidad y gravedad de los incendios que se avecinan requieren un cambio de paradigma hacia la proactividad como principio básico de gestión, tanto del riesgo como de la emergencia derivada.
9. No es técnica ni económicamente viable el tratamiento preventivo intensivo y su mantenimiento en el 100% de nuestras áreas forestales. Por este motivo la comunidad científica especializada ha centrado sus esfuerzos en determinar qué áreas del territorio tienen mayor influencia en la propagación de los GIF, desarrollando diferentes metodologías para la identificación de las llamadas Zonas Estratégicas de Gestión (ZEG), entendidas como aquellos lugares que maximizan la eficacia tanto de los trabajos preventivos para frenar la propagación como las oportunidades de extinción segura en las labores de combate.
10. Se asume la definición de ZEG propuesta por la Sociedad Española de Ciencias Forestales (SECF) en 2019 en la ciudad de Valencia: : “Áreas del territorio definidas y priorizadas de acuerdo a una metodología concreta que, teniendo en cuenta el riesgo de incendio, el comportamiento del fuego en la zona de estudio y la vulnerabilidad de sus valores naturales, rurales o urbanos a proteger, permita establecer y optimizar una planificación espaciotemporal de combustibles e infraestructuras que limite la potencialidad del incendio, detectando oportunidades de extinción y anticipando una estrategia de defensa eficaz y segura para grandes incendios forestales tipo para los que se ha diseñado”. Se asume asímismo el denominado Decálogo de Valencia de la SECF sobre recomendaciones para el diseño de los Puntos Estratégicos de Gestión y por extensión a las ZEG:
https://agroambient.gva.es/es/web/prevencion-de-incendios/planificacion
11. La capitalización de la experiencia en grandes incendios forestales de los distintos territorios supone una herramienta de indudable interés para la identificación y tratamiento de las ZEG como áreas de oportunidad operativa.
12. La identificación de las ZEG requiere de la simulación del comportamiento del fuego en el territorio bajo las situaciones sinópticas más desfavorables, con objeto de identificar los nodos de propagación del fuego y planificar proactivamente nuestra respuesta.
13. El empleo de los perímetros operacionales y los caminos de máxima propagación del fuego, suponen herramientas ya contrastadas para la delimitación de las ZEG. No obstante, se requiere de una mejora y actualización constante de los inputs necesarios, para lo cual el uso del LIDAR se ha demostrado de gran utilidad. Así mismo, y de acuerdo con los resultados del testado realizado en grandes incendios forestales en el sur de la Península Ibérica, los “índices de dificultad de extinción” son también un componente dinámico complementario de gran valor para la identificación y priorización de las ZEG.
14. La gestión de ZEG debe tener carácter eminentemente proactivo, con el objetivo de reducir el riesgo de propagación libre de los incendios forestales para la reducción de la vulnerabilidad. Esto se logra añadiendo a las medidas preventivas, la formación y capacitación de los habitantes del territorio y la implementación de los oportunos planes de actuación en caso de incendio.
La identificación y tratamiento de ZEG implica un compromiso con la sociedad, puesto que son herramientas a integrar en la planificación territorial para la gestión eficiente del riesgo de GIF. Por ello la gestión de estas zonas estratégicas requiere un enfoque colaborativo entre las autoridades locales, los servicios de emergencia y la comunidad.
15. La identificación, delimitación, tratamiento y gestión de las ZEG debe incorporarse a la planificación territorial mediante los Planes de Ordenación de los Recursos Forestales (PORF), o análogas herramientas de planificación territorial, para convertirse, junto a la legislación de Desarrollo Sostenible y Medio Rural, en herramientas legales que permitirían conectar las estrategias preventivas con las distintas planificaciones sectoriales.
16. En el diseño de la Red de ZEG se tendrá especialmente en cuenta la protección de las áreas habitadas, cualquiera que sea su disposición, e instalaciones especialmente sensibles.
17. Se observa con preocupación que algunas políticas sectoriales (como la PAC) han contribuido indirectamente a favorecer la vulnerabilidad de nuestro territorio ante los incendios forestales, por lo que resulta imprescindible la implicación y coordinación política en todos sus niveles, nacional, regional y municipal.
18. Surge una importante sinergia entre los actuales grandes retos de nuestro entorno rural: incendios, despoblación, agua, suelo, y energía, lo que nos lleva a proponer un pacto de Estado simétrico de interés general que, entre otras cosas, suponga un cambio en la fiscalidad de aquellas parcelas situadas en zonas de oportunidad para la extinción de incendios forestales y un incentivo hacía políticas forestales que favorezca la puesta en valor del monte, la disminución de biomasa, la reducción de los trámites administrativos y la creación de un paisaje en mosaico, que se ha demostrado eficaz para mitigar el riesgo de piroconvección.
19. El desarrollo normativo debe contemplar la prevalencia de las actuaciones preventivas frente al resto de usos de las áreas forestal, teniendo en cuenta que no hay herramienta preventiva más eficaz que la rentabilización del territorio. La modificación del artículo 48 de la Ley de Montes, impuesta por el Real Decreto Ley de 1 de agosto de 2022, supone una oportunidad para coordinar las planificaciones sectoriales con incidencia en el riesgo de incendios forestales.
20. La gestión a escala de paisaje permite concentrar los esfuerzos en las teselas situadas en las ZEG ya sean forestales, agrícolas, ganaderas o mixtas, con objeto de potenciar su capacidad preventiva.
21. El fomento de la cabaña ganadera en extensivo, mediante el reconocimiento de la figura del “ganadero activo contra incendios” como actor del bien común, podría convertirse en uno de los grandes modeladores de la rentabilidad del paisaje mediterráneo.
22. Complementariamente, la rentabilización de los aprovechamientos pasa por su mecanización y, en aquellos lugares donde predomina la propiedad fragmentada, el trabajo eficiente necesita de cooperación entre silvicultores.
23. La extracción de biomasa forestal es una necesidad preventiva y una oportunidad de negocio energético. De manera complementaria los aprovechamientos ganaderos pueden mantener los efectos en el tiempo, lo que aconseja el desarrollo coordinado de políticas confluyentes. Se detectan las tres líneas con mayor potencial de aprovechamiento de biomasa como: Bioenergía, Bioconstrucción y Biorefinerías.
24. La planificación de las quemas prescritas a través de programas de gestión, así como la actualización de su marco legal y la simplificación de los procesos administrativos, permitiría contemplar el fuego técnico como herramienta básica, tanto en protección de infraestructuras vulnerables como en la preparación y tratamiento eficiente de ZEG. Se detecta la necesidad de explicar a la ciudadanía las ventajas y condicionantes del uso del fuego técnico.
25. El paradigma de la extinción, con el principio de supresión de todos los incendios en el menor tiempo posible, conlleva la disposición de una mayor cantidad de combustible para próximos incendios. En determinadas circunstancias, “dejar quemar”, entendido como una no supresión inmediata del fuego, sino como medida de acompañamiento de la evolución del mismo y gestión del modo en que progresa por el territorio, puede ser una alternativa técnica adicional para prevenir la generación de GIF.
26. El Congreso ha permitido constatar el acercamiento de posturas y la voluntad de convergencia constructiva de diferentes colectivos y agentes de interés, lo que permite situar como prioridad común la reducción del riesgo de incendio y sus impactos. Ante esta nueva oportunidad, es deseable que los actores políticos generen escenarios legales y administrativos que faciliten el tránsito hacia territorios adaptados a la nueva realidad.
27. Se asumen íntegramente las 11 propuestas para la lucha contra incendios forestales publicadas por el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes el pasado 18 de octubre de 2022.
https://www.ingenierosdemontes.org/cns/11-propuestas-incendios
28. La población rural es una fuente imprescindible de información para la ordenación territorial, por lo que resulta vital su participación en los procesos de planificación y dinamización territorial. Se hace necesaria la simplificación de trámites burocráticos para que el uso y disfrute del monte consiga rentabilizar el mantenimiento de paisajes con cargas de combustible forestal admisibles. Por ello se debe promover la gestión participativa en un marco de corresponsabilidad de todos los agentes implicados, tanto en la identificación de los elementos a proteger como en los criterios de planificación en el tiempo y en el espacio. Más que nunca se hacen necesarias políticas basadas en incentivos de distinto tipo que favorezcan la fijación de esa población rural y la recuperación de los usos tradicionales del suelo.
29. La empresa forestal debe tener una mayor participación en la economía de las comarcas forestales, en el arraigo poblacional, en el asociacionismo rural y en la gestión de los montes públicos y privados. Se reclama para ello su impulso desde las administraciones forestales y medioambientales, así como una mayor implicación del sector.
30. Es necesario un esfuerzo en comunicación eficaz a la población por parte de técnicos y científicos especializados en incendios y gestión forestal sobre los nuevos comportamientos observados, sus consecuencias, mitigación del riesgo, evaluación de daños y recuperación de áreas afectadas.
31. La comunicación del riesgo por incendios forestales debe orientarse a que la población asuma la convivencia con el fuego como factor ecológico en nuestros paisajes y la formación tanto en prevención como en autoprotección.
32. Se considera urgente y de vital importancia la extensión a todo el territorio de la necesaria planificación actualizada, tanto de prevención del riesgo como de actuación en emergencias por IIFF.